sábado, 7 de mayo de 2011

Teoría de la tragedia: La catarsis

Hemos llegado al momento de profundizar acerca del segundo concepto base de la Historia de la Teoría Literaria: la catarsis.

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4. La finalidad de la tragedia: la catarsis

            La catarsis se refiere a los efectos sobre el espectador y además tiene que ver con el mythos y su disposición en el discurso para lograr determinadas reacciones en el público. El espectador deberá sentir una especie de purificación de sus propias pasiones, eso será considerado catarsis. Esta purificación sólo se logrará a través de una buena articulación de los hechos (una fábula coherente, verosímil, única y necesaria con unos personajes capaces de inspirar compasión por el inocente y temor por el semejante). La finalidad de la tragedia, será pues, obtener ese efecto, y quedaría socialmente justificada por su efecto.
            La catarsis es la tragedia imitación de una acción esforzada y completa, de cierta amplitud, en lenguaje sazonado, separada cada una de las especies en las distintas partes, actuando los personajes y no mediante relato, y que mediante la compasión y el temor lleva a cabo la purificación de tales afecciones. Debe poder obtenerse tanto a través de la representación como de la lectura de la obra.
            Es un hecho que el temor y la compasión tienen además de una proyección anímica unos efectos materiales sobre el cuerpo, que se superan en el desenlace de la tragedia en el que las relaciones quedan explicadas y la justicia, restablecida. El cuerpo y ánimo del lector quedan tranquilos y experimentan un placer beneficioso para el espíritu humano.
            En el siglo XVI, surgió una explicación mitridática de la catarsis, consistente en que el espectador, al ver las desgracias de los personajes, deduce que él también puede ser sujeto posible de las mismas desventuras y poco a poco va fortaleciendo su ánimo hasta hacerse inmune a ellas fortaleciendo su ánimo.
            Una tragedia será más perfecta cuando consiga más directamente su efecto catártico sobre los espectadores, pues es un efecto logrado por el manejo que el dramaturgo hace de los elementos de la tragedia. Es, entonces, un concepto aún más abarcador que la mimesis, y debe tener un sentido específico en la tragedia. La catarsis exige dar un sentido a la mimesis como producción de una realidad que aprehenda lo universal en lo particular.

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