sábado, 7 de mayo de 2011

Teoría de la tragedia: epopeya y tragedia

3. Estudio comparativo de la tragedia y la epopeya

            Se da en los capítulos 23, 24 y 26 de la Poética.
            Rasgos comunes:
            - el objeto de imitación son las acciones excelentes de hombres esforzados.
            - la unidad de acción, es decir, la coherencia, verosimilitud y necesidad de sus partes.
            - algunas de sus partes: la fábula, por ejemplo, que puede ser simple o compleja, los caracteres, el pensamiento y la elocución. La epopeya carece de melopeya y espectáculo, específicas del género dramático.
            Tragedia y epopeya difieren fundamentalmente en el modo de imitación utilizado en cada caso: la modalidad puramente mimética en el caso de la tragedia y la diegética en el de la epopeya. En el género dramático, el poeta se oculta tras las voces de los que dialogan en escena y los personajes viven la acción directamente ante el lector o espectador. En la epopeya, el poeta puede hablar en su propio nombre o ceder la palabra a sus personajes.
            Rasgos que las diferencian:
            - la epopeya tiene verso uniforme y el metro más apropiado es el heroico (hexámetro dactílico cataléctico); la tragedia usa varios tipos de verso.
            - la epopeya abarca un período temporal más extenso y tiene mayor longitud, aunque es preciso que principio y fin puedan contemplarse simultáneamente; en la tragedia no es posible presentar acciones simultáneas, en la epopeya, en cambio, pueden contarse (sucesivamente, claro) acciones acaecidas en un mismo tiempo.
           
            Aristóteles, en el capítulo 26, considera que la tragedia supera a la epopeya en muchos aspectos:
            - tiene todo lo que tiene la epopeya más música y espectáculo, muy eficaces para el deleite.
            - es menos extensa y lo concentrado deleita más que lo diluido.
            - tiene mayor unidad de acción
            - es superior por la intensidad con que infunde el efecto que le es propio, la catarsis.
            Aristóteles, en un capítulo de la Poética, atribuye al epos un efecto catártico similar aunque más atenuado que el propio de la tragedia, ya que lo concentrado deleita más que lo diluido. Los hechos de la tragedia se desarrollan en presente y en presencia del espectador; el efecto de la epopeya, sin embargo, tiene más que ver con la admiración y eso evita la posible empatía hacia el héroe.

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